Kalanchoe – M

Riego: El Kalanchoe es una suculenta, por lo que almacenará agua en sus hojas. Es fundamental que esperes a que el sustrato esté completamente seco antes de volver a regar. Y cuando lo hagas, asegúrate de regar profundamente.

Luz: Colócala cerca de una ventana con luz filtrada o en un lugar donde reciba la luminosidad del día sin el ardor del sol.

Fertilización: Durante su periodo de floración, puedes alimentar al Kalanchoe con un fertilizante para suculentas una vez al mes. Asegúrate de seguir las instrucciones del envase para la dosificación adecuada.

Sustrato: Prefiere sustratos ligeros y bien drenados. Una mezcla para suculentas será ideal, permitiendo que sus raíces respiren y evitando la acumulación de agua.

FaitfulTip: Si ves que las hojas inferiores del Kalanchoe comienzan a marchitarse o caer, no te alarmes. Es una forma de decirte que necesita un poco más de agua. Ajusta tu programa de riego según sus necesidades y observa cómo se revitaliza.

El Kalanchoe no es solo una planta; es un reflejo de adaptabilidad y fuerza, una verdadera joya que combina resistencia y delicadeza. Agregarlo a tu espacio significa traer un pedacito de naturaleza desértica, con una pizca de magia y mucha personalidad.